Merodeadores en el Mundo Muggle
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Capítulo 2 (parte 2/2)

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Mensaje por Patricarla_91 Mar Ago 19, 2008 5:14 pm

-Garbayo, Samantha –dijo McGonagall, observando a la niña. Era una mini-Silvia. Tenia la misma cara que su hermana, el pelo castaño muy claro, que se podía clasificar de rubio y los ojos muy oscuros.
-bienvenida Samantha... digo Sam... –empezó el sombrero –al igual que tu hermana, eres inteligente, audaz y eres una chica con mucho carácter...
-lo aprendió de mi –dijo la niña bajito, pero lo suficiente para que los profesores lo oyeran, y a todos, sin excepción, soltaron una risita.
-con carácter –volvió a decir el sombrero –sigues tus principios hasta la muerte... lo que te llevaria a ser una buena Hufflepuff... –pero Sam lo volvió a cortar
-no es por ofender sombrero –dijo Sam bajito –pero no creo que haya que pensar mucho. Solo has de decir Gryffindor y ya esta.
-no es tan fácil, querida mía –le contesto en bajito el sombrero –mucha gente se cree que por que alguien de tu familia sea de una casa, tu también iras ahí, pues te equivocas, muchacha. El mejor ejemplo es Sirius Black, toda su familia ha ido a slytherin y el va a Gryffindor, igual pasa con Carla Roxas, su hermana gemela va a Slytherin, y ella a Gryffindor.
-ya –le dijo ella –pero yo quiero ir a Gryffindor para poder estar allí, como mi padre y mi madre. Aunque tenga que aguantar a mi hermana.
-muy bien –dijo el sombrero en alto –me parece que Silvia va a tener que soportar a su hermana durante todo el curso, así que vas en... ¡Gryffindor! –la mesa de los leones empezó a aplaudir. Sam se fue a sentar al lado de un niño con el pelo negro y los ojos azules. Mucha gente la miro, porque no se dirigió a su hermana mayor, sino a Carla. La saludo y ceremonia continuo.
-Villafranca, Maisé –dijo McGonagall y la niña fue enviada a Hupplepuf. Cuando los aplausos se acabaron, el director se levanto de su silla.
-¡Bienvenidos a todos de nuevo! Es maravilloso que todos esteis aquí, pero aun así, hay que respectar unas normas –y miro al sector de los merodeadores –prohibido hacer magia en los pasillos, también esta prohibido ir al bosque prohibido, de ahí el nombre, y este año hay una norma nueva –todos los alumnos prestaron mas atención –no es una norma, es una recomendación, la magia en los pasillos, los paseos nocturnos, las bromas, etc. Serán penalizados por el jefe de la casa, no por el profesor que los vea cometiendo la infraccion. –los merodeadores se miraron entre ellos, todos sabían lo que significaba, los castigos se los impondría McGonagall –Después de todo este parloteo, ¡a comer! –y en la mesa aparecieron mil comodas distantas.
Todos los alumnos empezaron a comer, los de primero lo miraban con los ojos fuera de sus órbitas, y los demás, ya estaban acostumbrados. Cuando acabaron, los prefectos se llevaron a los de primero con ellos y los demás siguieron su camino hacia su sala común. durante el camino, Silvia se desvió para buscar a Matt, su “amigo con derecho a roce”. Carla y laura se fueron directamente a la sala común. cuando llegaron se fueron directamente a su habitación. Allí, se pusieron a escuchar música, esperando a Lily y a Silvia. Esta ultima tardaria mucho en llegar, así que cuando Lily llego, se pusieron a hablar del verano.
-¿qué tal con tu hermana Lily? –pregunto Laura
-fatal –dijo Lily –como siempre
-es diferente –dijo carla, tratando de animarla –la gente teme a lo que no entiende.
-si –dijo laura –ya veras que mas adelante te volverá a tratar como antes.
-no se...
-de momento –dijo carla sonriéndole –olvídala. Es nuestro último año en Hogwarts y hay que aprovecharlo al máximo.
-tienes razón! –exclamó ella
-¿mañana empezamos a las nueve verdad?
-si –dijo laura –a las nueve y espero que no nos toque pociones porque puede ser mortal.
-si –dijo carla –pero si nos toca con Ravenclaw ya no lo va a ser –y las tres se rieron. Matt, el “amigo” de Silvia iba a Ravenclaw y su amigo Charles también, y las tres sabían que el se moría por Lily, pero no se acercaba por miedo a las represalias de los merodeadores, especialmente de james.
-Silvia estaría en un sueño –dijo Lily
-igual que tu –dijeron laura y carla a la vez
-seria la mejor clase del curso –dijo laura
-ver a la perfecta de Lily en pociones hacer un trabajo con alguien que no fuera Silvia... –dijo Carla –pagaría por ello –lo dijo, porque Silvia se distraía con las moscas en todas las asignaturas, por eso se sentaba con Lily menos en adivinación, que iba con carla. Aunque se distrajera, siempre sacaba buenas notas. En cambio, Lily se esforzaba mucho y sacaba las mismas que Silvia. Laura y carla no eran tan buenas con ellas en transformaciones, pociones o encantamientos (al final, siempre tenían el mismo nivel, lo que las dos primeras eran mas rápidas), pero ellas eran muy buenas en Runas antiguas y Aritmancia.
-¡que cruel! –dijo Lily –pero no me importaría que Silvia se sentara con Matt...
-y tu, así irías con Charles... –continuo carla
-¡si! –exclamo ella –pero eso es imposible, porque seguro que nos toca con Slytherin, como cada año.
-ya –se quejo laura
-son las once y Silvia todavía no ha vuelto –dijo Lily -¿la vamos a buscar?
-si lo hacemos, seguro que nos mata -dijo Laura
-y que lo digas -acabo Carla -llegara dentro de poco
-mas le vale -acabo Lily -porque me toca a hacer la ronda con Remus y un me gustaría castigarla el primer día.
-que confianza me tienes Lily -dijo una voz abriendo la puerta -me encanta que me creas tan irresponsable para que me castiguen el primer día.
-ya has vuelto -dijo Lily -me voy, hasta luego! -y desapareció por la puerta. Silvia fue directamente a su cama, se tumbo en la cama, y encendió el mini-casete que tenían en la habitación. Empezó a sonar una música, la canción de I can't Get no Satisfaction, de los Rolling Stones.
-algo ha salido...
-perfecto -acabo Carla
-exacto -dijo Laura -me apuesto lo que quieras a que ni Black puede estropear este momento
-¿Black? ¿Aquí? ¿Ahora? ¿Cuando ha venido? -exclamo Silvia incorporándose en la cama.
-déjalo Silvia –dijo carla acostándose –sigue soñando despierta
-vale –dijo Silvia y se volvió a tumbar en la cama. Poco a poco, sus ojos se iban cerrando y pararon la música. En menos de diez minutos, estaban todas dormidas. Silvia soñaba con Matt, Lily en no se que de pociones, Laura en las vacaciones y carla, con Paul. En vez de soñar, tuvo una pesadilla, una horrible pesadilla.
*****
-sabes Paul... –empezó carla –me encanta estar aquí –dijo refiriéndose al arbol donde están sentados, exactamente estaban debajo de sus ramas, cubriéndose del sol.
-y a mi también –respondió el, pasando un brazo por los hombros de carla –sobretodo si estoy contigo.
-yo también –dijo carla y estuvieron en silencio, un silencio en el cual te sientes bien. El la adoraba con toda su alma, y ella a el. Se podía decir que era la pareja perfecta. Toda la gente que los veía lo pensaba. Se entendían sin necesidad de palabras, sus almas tenían una conexión especial y eso, es lo que realmente los unía de verdad. El único inconveniente a su relación era ella, la familia de Carla. Su madre no la quería ver un muggle, y su hermana tampoco. Su padre, como estaba todo el día trabajando, no le hacia caso y cuando tenia tiempo, se pasaba el día con Sophie. La única que la comprendía era su abuela. Paul lo sabia y la intentaba ayudar en lo que podía.
-odio esto –dijo carla –odio tener que ir de paseo a otra ciudad, tener que escondernos, estar de aquí para allí todo el tiempo...
-ya lo se –respondió el –yo también lo odio, pero, ¿qué dirán tus padres si se enteran?
-no quiero saberlo –respondió ella, aunque ya lo sabia. Le dirían que los muggles son diferentes y que no debía acercarse a ellos.
-pues eso –respondió el dándole un beso en la comisura de los labios. –es mejor así.
-quizá tengas razón –respondió ella y cuando sus labios se juntaron, detrás de ellos se oyó un chillido. Los dos se levantaron de repente, asustados por el grito. Cuando vieron de donde provenía, Carla se puso pálida, mas de lo que era en realidad, si es que era posible. Allí, delante de ello, estaba el padre de carla y su hermana Sophia.
-lo ves papa –dijo Sophia –se ve con muggles
-gracias Sophie –dijo Gus, el padre de carla y Sophia
-hola señor Roxas... –dijo tímidamente Paul
-cállate asqueroso muggle –le dijo a Paul
-papa –empezó carla –déjalo ya
-cállate carla –dijo el –vámonos, ya hablaremos en casa –y la cogió del brazo haciendola mucho daño. Ella se soltó como pudo y se alejo corriendo de el.
-carla –dijo el –ven aquí ahora mismo.
-no –dijo ella abrazando a Paul
-¡sueltalo ahora mismo!
-no quiero –dijo ella
-¡suelta a ese asqueroso muggle! –le grito
-no quiero –repitió a ella, secándose las lagrimas que salían de sus ojos –y se llama Paul.
-que asco –dijo Sophia –me vas a contaminar...
-cállate –dijo carla
-¡CARLA! –grito el –¡SUELTATE DE EL AHORA MISMO!
-no –dijo Paul, sorprendiendo a todos –no quiere irse.
-¡me da igual! –dijo el sacando su varita y apuntando a carla y a Paul.
-no puedes hacer magia –le dijo carla
-porque tu lo digas –dijo el y apunto a Paul. De la punta de la varita salió un rayo azulado e impacto en Paul. Este cayo al suelo.
-¡Paul! –exclamo ella y se sentó a su lado
-problema solucionado –dijo Gus
-¡¿qué le has hecho?! –exclamo carla llorando
-cortar por lo sano –se explico el –ya no se acuerda de ti. No sabe quien eres, no sabe que existes. Así me he ahorrado mucho trabajo y muchas discusiones –y se dio media vuelta y se fue caminando con Sophia a su lado. Carla no sabia que hacer, que sentir. Su padre, su propio padre había borrado los recuerdos de su novio sobre ella. Poco a poco, Paul fue recuperando la conciencia. Se incorporo con la ayuda de carla. Lo primero que dijo fue:
-¿quién eres?
Carla se despertó. Estaba llorando. Se levanto y se dirigió a la ventana, abrió las cortinas un poco y vio la luna, creciente. Se sentó allí, a observarla. Lloraba y no podía parar. Se odiaba a ella misma por no haber sido capaz de decirles a sus padres que salía con un muggle y que le daba igual lo que pensaran. Ella lo seguía queriendo, aunque el no la conociera. Se sentía fatal, le parecía que se iba a romper en pedacitos. Se encogio, para no romperse. Quería dormir y no despertar. Ya nada tenia sentido. Lo único que quería es que todo se acabara. Se acordó de que su abuela la había ayudado, al igual que Silvia, que al saber todo lo que le habían hecho su padre y Sophia, había ido con ella lo antes que había podido. Silvia paso las vacaciones en casa de su abuela (la mitad de julio y diez días de agosto). Ella la había animado, consolado y ayudado de la mejor manera que había sabido. Pero no había servido de mucho. No sabia dar consejos utiles en esas situaciones, aunque lo intentaba con toda su alma. La única que sabia dar consejos utiles era Lily. Ella junto con laura eran los expertas en eso, pero ni ellas la habían podido animar. Estuvo como ausente durante tres semanas antes de que se diera cuenta que el mundo continuaba. Durante ese tiempo dejo de comer, apeneas dormia. Se limitaba a existir. Silvia la obligaba a comer, dormir, salir... había sido como su voluntad. Ella la había obligado a comerse un cocido en pleno mes de julio porque decía que le hacia falta. Para convencerla, ella también había comido, con lo mucho que odiaba a los garbanzos. También comió espinacas y acelgas, a las que detestaba con toda su alma, solo para que carla la imitara como un niño pequeño. No durmió durante la primera semana para hacerla compañía. No salió a la calle para estar con ella. No vio a su novio durante tres semanas por ella. Pero ella no le hacia caso. Silvia se enfado porque le parecía que todos sus esfuerzos eran inutiles y se fue a dar una vuelta para no pagarla con ella. Carla se dio cuenta de su esfuerzo para que pudiera volver a ser la de antes, que a partir de allí, volvió a comer, a dormir, a salir... Silvia había sido la base de su recuperación, le debía mucho.
Seguía llorando. No podía parar. Aunque le hubiera gustado no podía evitarlo. Le dolia mucho el corazón. Ella vivía sin sentir. De repente, noto que alguien se sentaba a su lado. No se molesto en mirar para saber que era Silvia. Ella le paso un brazo por la espalda y dejo que llorara en su hombro. Ella le acariciaba el pelo, que ahora era castaño oscuro.

-llora carla –le dijo –dicen que quita arrugas –entonces carla rompió a llorar mas fuerte. Silvia seguía con ella, acariciándole el pelo. Poco a poco, carla se fue calmando hasta quedarse dormida en el hombro de Silvia. Ella la llevo a su cama y volvió a dormirse. Sabia que carla lo estaba pasando muy mal y que habían de estar pendientes de ella para que no se derrumbara otra vez. Desde fuera se la veía normal, pero por dentro estaba destrozada. Lo único que Laura, Lily y Silvia era que alguien curara el roto corazón de Carla.
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